Londres sí es para tanto
- Laraprzjmn
- 9 jul 2019
- 4 Min. de lectura

Si me tuviera que quedar con las primeras impresiones, tal vez los cinco días que pasamos en la capital británica se hubiesen convertido en tan solo unas horas. Pero dimos una oportunidad al hotel ubicado en una zona poco transitada y turística, buena decisión ya que pudimos descubrir un gran número de culturas diferentes en un solo barrio. Londres se caracteriza por ser de las ciudades más cosmopolitas del mundo y esto es una gran virtud. Una ciudad en la que puedes encontrar todo tipo de comida, celebraciones y lugares de interés.

Algo que merece mucho la pena son los Free Tour, y más en ciudades con tanta historia que además, está relacionada con la de tu propio país. Conocer lugares históricos en directo no tiene nada que ver con los libros de texto y las imágenes que puedas encontrar en internet. ¿Quién si no te iba a explicar que la estatua de Churchill que está situada en la Abadía Westminster mira al río Támesis, mientras que el resto de estatuas del mismo lugar lo hacen hacia el parlamento? ¿Y que todas las estatuas son símbolos de la democracia?

Soy aficionada a coger postales de cada lugar que visito y en Londres fue realmente difícil. Existen tantos monumentos que llaman la atención que tuve que quedarme con los dos que, bajo mi punto de vista, caracterizan más la ciudad: El Big Ben junto al London Eye y el Tower Bridge. Este último me impresionó especialmente. No podría decir por qué exactamente, pero bajarse en la parada “Tower Bridge” y aparecer en un sitio que nada tiene que ver con las fotos que conocías decepciona. Todo compensa con las vistas que desde ese lugar aparecen del puente en cuestión. A lo lejos se observa aquel lugar que prometía ser tan solo de tránsito y se convirtió en uno de los más fotografiados. Acercarse poco a poco desde la parada de metro y ver como ese pequeño lugar se ha convertido en un inmenso monumento abierto a la vista de todos es una sensación que no se puede explicar. Junto a él, la torre de Londres, un lugar al que volveré en mi próxima visita ya que no tuve oportunidad de verla por dentro, porque otra cosa no, pero Londres es tan bonito como poco conveniente a nivel económico.

Otro de los lugares que merecen ser comentados es el Camden Town. No hace falta irte al otro lado del mundo para pasear por un barrio tan extravagante como extraño, donde puedes encontrar desde puestos de zumos de naranja natural, hasta puestos de cereales con leche, como tiendas de todo a diez libras. Gente relajada en el césped con la cerveza en la mano y risas, muchas risas. Supongo que estará reservado para olvidar el estrés del trabajo e invertir tu tiempo en pasar un buen rato con las vistas y las anécdotas que, de seguro, la tarde te dará.

No hay que olvidar que Londres es una ciudad trabajadora. Una ciudad empresarial con todas las personas en traje, corbatas, tacones y llamadas constantes al móvil. El dinero se mueve a la velocidad de la luz entre sus fronteras y esto hace de la ciudad una de las más ricas del mundo. Supongo que la prosperidad que enfoca al resto de Europa tiene que ver con esta cultura trabajadora. Aunque esto no afecta a los museos, la única atracción turística gratuita. Los londinenses apuestan por la cultura y estos museos viven de la caridad de los visitantes. Si eres amante del impresionismo, el más recomendable será el National Gallery Museum. Si, en cambio, prefieres la cultura antigua como la egipcia, la mejor opción será el reconocido Museo Británico. Los amantes de la historia también tienen su lugar de encuentro en el Natural History Museum.

Lo mejor lo dejo para el final, porque sí, hay una parte de la capital que realmente me llamó más la atención. Tal vez por el interés en la historia de la realeza o porque me siento impregnada en su forma de gobierno, pero el Buckingham Palace y los parques que le rodean como son el Saint James Park o el Hyde Park son realmente lo más impresionante que he visto nunca. No puedes irte de allí sin ver un cambio de guardia real. Los soldados serios y erguidos, siguiendo un protocolo y tan rígidos como pueden aparecer en las películas. Todo un elemento turístico de la ciudad. Se aprovechan de nosotros, de nuestro dinero, de nuestro tiempo y de nuestras redes sociales, pero que bien aprovechado está.

Creo que no hace falta decir que espero volver pronto y ver todo aquello que me falta. Pasear tranquilamente por las calles de Piccadilly observando sus famosas tiendas a lo grande, mientras escuchas a los músicos en la calle y acabas en los escasos metros cuadrados que ocupa China Town. Saborear el ambiente festivo y nocturno que la ciudad ofrece. En definitiva, disfrutar de las maravillas de Londres, aunque en cuanto la comida, no tengo nada que envidiar.

Comments